Estas líneas están escritas la misma tarde que las Comunidades se pelean con el Ministerio de Sanidad por ver quien es más permisivo durante el periodo navideño, así que cuando las lean estarán ya informados del maremágnum. A lo nuestro, pues. Cuando Franco, se decía que España era Una porque si hubiera dos algunos nos habríamos ido a la otra. Se decía que España era Grande porque cabíamos los americanos de las bases y los españoles. Se decía que España era Libre porque nada ni nadie te impedía ser hincha del Real Madrid o del Rácing de Santander, del Barça o del Bilbao.
Cuando Sánchez, se dice que España es una ciénaga de falsedades, mentiras, atropellos a la Constitución, tomaduras de pelo. Se dice que España es Grande en benevolencia con delincuentes, con golpistas, con golfantes tortuosos. Se dice que España es Libre y lo es, no hay más que ver a Sánchez e Iglesias deshaciendo a su antojo, como les viene en gana, o como mejor les conviene. No hay nada ni nadie que les impida hacer lo que se les pase por el forro.
Lo anterior ha venido a decirlo Felipe González con otras palabras que en su mayoría pueden suscribirse una por una, como también puede uno sumarse a su frase de no sentirse representado (por este Gobierno socialista),(por este adulterado PSOE). El fatuo Sánchez sacó a su alter ego, Lastra, con el recadito de 'anciano, estás mejor callado'. Así se las pinta el Altivo cuyo mayor deseo, intuyo, sería que las monedas llevaran su cara en relieve. De momento, Sánchez es tan solo presidente de Gobierno y hemos de tragarlo aunque resulte estomagante. Así es la democracia y mientras una mayoría lo quiera Sánchez tiene el poder y eso se acata, pero Sánchez no goza de respeto. El respeto, igual que la confianza, se ganan día a día y a pulso. Pero, ¿cómo se puede respetar a quien se remueve de cambalache en cambalache por mantenerse en el poder? ¿Cómo se puede confiar en quien a Maitines dice blanco y negro a las Vísperas?
Un servidor y perdón por señalar, propondría una prueba del nueve fuera aparte de los CIS de Tezanos con esto de las vacunas protectoras del Covid-19, asunto del que aún caben dudas según mi humilde consideración. La prueba es simple: ¿dejaría usted que Sánchez le inyectara la vacuna? Yo no, ni Sánchez ni Simón ni Illa ni nadie de ese inexistente comité científico. ¿Harán caso al Consejo de Transparencia y el Gobierno dará los nombres? No apuesten.
PUBLICACIÓN ORIGINAL: Columna "A dos metros" 4 de diciembre 2020
