Cinco años después de haberlo recibido Eduardo Mendoza, el Premio Franz Kafka 2020 le ha sido otorgado a Milan Kundera, autor checo en permanente conflicto con su país de origen hasta el punto de que exiliado en Francia desde los años 70 no ha sido hasta el pasado 2019 que ha recuperado su ciudadanía checa.
En su relación de amor-odio con la República Checoslovaca, Kundera llegó a impedir que su obra fuese traducida al idioma checo de tal modo que su última novela, ‘La fiesta de la insignificancia’, no pudo leerse en su idioma natal hasta siete años después de haberse publicado en otros idiomas.
El acercamiento de Milan Kundera a Chequia, tal vez debido a su edad, quizá el retorno a su cultura interiorizada desde su infancia se materializa en la donación de su biblioteca, incluido su archivo personal de un valor inestimable, a la Biblioteca Morava de su ciudad natal, Brno.
Al margen de la complicada relación con su país, la obra de Kundera tiene una evidente repercusión en el mundo que va más allá de su incombustible ‘La insoportable levedad del ser’, considerada su obra maestra, en la que narra la fragilidad humana en continuidad al concepto señalado por Nietzsche.
El volumen literario de Milan Kundera es un surtido de ensayo filosófico, poesía, novela, géneros manejados de tal modo que hacen inclasificable al autor, si bien pudiera ser que en su inicios fuese catalogado como procomunista, partido al que se afilió a mediados del pasado siglo y del que posteriormente fue expulsado, destierro partidario que le dio pretexto para escribir ‘La broma’.
Uno de los temas recurrentes en la literatura de Kundera, tal vez por ello más apreciado, es la idea del malentendido.
El poeta francés Guillaume Basset que, en un movimiento inverso al de Kundera, lleva varios años viviendo en República Checa, señala al respecto que «todos los personajes de Kundera tienen una única lectura de la realidad y se juntan por equivocación, acuerdan con el malentendido, piensan que se entienden pero en realidad malinterpretan al otro, y eso tiene que ver con el kitsch, con la ironía, no existe el entendimiento milagroso entre dos seres, la idea es que hay gente idealista que se une a los demás solo por un malentendido».
Kundera regresa a su país natal que viene a ser como el retorno a la esencia de un escritor que une la narrativa con la filosofía, una literatura única de un refinado y cosmopolita autor checo que escribe en francés con raíces checas.
Perennemente candidato, regresaremos a Kundera como una adhesión más de las institucionales y personales de todo el mundo que piden el Premio Nobel de Literatura para el autor checo más internacional desde mediados del siglo XX.
PUBLICACIÓN ORIGINAL: Columna "Regreso a Kundera"