Casado ha encontrado más de 600 de los 70.000 meteoritos que hay registrados a nivel mundial y sueña con encontrar alguno de fuera del Sistema Solar
Casado puede presumir de haber encontrado, junto a su equipo, más de 600 de los 70.000 meteoritos que hay registrados en el mundo (todos registrados en The Meteoritical Society). Esto supone casi el 1%, es decir, una auténtica locura que le sigue apasionando a pesar de que reconoce que encontrar meteoritos es “lo más difícil del mundo”.
“Ser cazameteoritos es como ser astronauta en la Tierra. Había un eslogan de un francés que decía que si no puedes ir al espacio, deja que el espacio venga a ti, y eso hago. Es emocionante pensar que puedes tocar un meteorito que tú sabes que ha estado en los confines del Sistema Solar, o un meteorito que sabes que está sin alterar desde que se formó el Sistema Solar, o una roca que sabes que viene de Vesta. Es como un sueño, es como tocar un hada, es fascinante”, explica José.
Si no puedes ir al espacio, deja que el espacio venga a ti
Esta profesión tiene dos vertientes. Por un lado, la romántica, que se da la mano con la científica: “Es increíble y emotivo pensar que estás tocando parte del universo prístino, primigenio y toda la información que nos dan esas piedras”. Por otro, está la económica, que la que José nunca se ha movido ni se moverá: “Dirijo todo lo que hago hacia la ciencia. No no cojo meteoritos para venderlos. Vendo algunos que compro o cambio, pero yo cojo meteoritos para conocerlos, analizarlos y extraer toda la información posible”.
Carambolas estelares
No en vano, es este afán por descubrir cosas nuevas sobre el universo lo que hace que Casado mantenga viva la llama por volver al terreno en busca de nuevos meteoritos: “No puedo entender cómo la gente no está más entusiasmada con esto, porque son auténticas carambolas estelares, auténticas maravillas que nos cuentan cómo es el universo. La parte científica es la que me ayuda a cargar las pilas para la siguiente expedición”.
Obviamente, uno no sale de su casa y se pone a buscar meteoritos a la vuelta de la esquina. Hay lugares más propicios que otros y España no es precisamente uno de ellos. “Si cae un meteorito hoy en España, mañana estoy de camino a buscarlo, pero sería extraño porque aquí sólo caen uno o dos al año y además es complicadísimo encontrarlos por las características del terreno. En el mundo hay tres lugares muy buenos para buscar meteoritos. El más propicio es la Antártida, y luego están los desiertos del Sáhara y Atacama. Los meteoritos han caído durante millones de años y allí han quedado sin que nadie los mueva ni los altere”, comenta José.
En el mundo hay tres lugares muy buenos para buscar meteoritos. El más propicio es la Antártida, y luego están los desiertos del Sáhara y Atacama. Sin embargo, que no sea por no poner todo de su parte. José y su equipo tienen cámaras repartidas por España para localizar cualquier posible bólido que caiga en nuestro país. “Hay muchos telescopios vigilando continuamente el espacio y los que estamos en el mundillo nos enteramos enseguida de cuándo va a caer algo y dónde. Hay unos servicios de alerta y nos avisan. Nosotros también tenemos cámaras en Huelva, Tarragona, Navarra, Madrid, León... y cuando hay un bólido de suficiente intensidad, lo triangulamos y vamos a buscarlo”.
Como ya hemos explicado, no es demasiado frecuente, ya que el último que se recuperó en España fue durante la pandemia y la media aquí suele ser uno cada 20 años. Es un territorio complicado, con vegetación y con zonas de cultivo así que la mayoría se pierden.
Prohibido imanes
El protocolo cuando José o alguien de su equipo salen a cazar meteoritos es claro: “Tienes que trabajar con todo el material esterilizado, debes ir con guantes y bolsas especiales y jamás usar imanes cerca. Los imanes destruyen mucha de la información que tiene dentro del meteorito, porque hay muchos átomos y moléculas que están orientadas de determinada manera y aportan un montón de información. Analizarlos es un auténtico juego de detectives”.
Las expediciones no suelen durar más de dos semanas porque el cansancio te hace perder frescura. “Todo el mundo piensa que hay una máquina que te dice dónde están los meteoritos. Y digo: ‘Vale, pues me la compras en AliExpress y me la mandas’. Vamos a ojo. Los meteoritos se buscan a ojo. Son las piedras que, en un contexto de un desierto o de zonas claras, no encajan. Tú ves una piedra un poco más oscura, o un poco lisa, como pulida, y eso puede ser un meteorito. Eso no quiere decir que todas las piedras oscuras y lisas sean meteoritos. Este trabajo es duro y los días pueden hacerse larguísimos sin encontrar nada. De hecho, creo que la principal cualidad para ir a buscar meteoritos es la persistencia. Hay que pasarse días y días sin encontrar nada, con muy pocos datos, con muy poca información. Es mentalmente muy duro”, explica Casado.
Los meteoritos se buscan a ojo. Son las piedras que, en un contexto de un desierto o de zonas claras, no encajan
Pero te das cuenta de que todo compensa cuando das con uno. Y si es un carbonáceo, mejor, ya que son los que más información aportan. “Ese momento es indescriptible. Si tienes la suerte de recogerlo rápido, aporta muchos datos a nivel magnético, de rayos cósmicos... Son todavía mucho más valiosos y más interesantes que los antiguos. Para que se entienda de un modo sencillo, la vida en la Tierra está basada en poco más de 20 aminoácidos y en algunos de estos se han encontrado más de 100 aminoácidos. Cuando encuentras un carbonáceo, en un año a lo mejor te llegan 100 o 150 peticiones de instituciones de todo el mundo para que les dejes una pequeña piecita para estudiarla”, desgrana este cazameteoritos español.
En este sentido, José no duda cuándo piensa en qué meteorito es el más importante que ha encontrado: “Cuando lo recogimos era una piedra de un poco más de medio kilo, allá en el desierto de Túnez, y sólo nos parecía una piedra rara. No la identificamos al principio como meteorito, pero resultó ser un meteorito de Marte de 512 gramos. No me lo creía cuando pasó todas las pruebas científicas y nos dijeron que coincidía con las rocas marcianas que están analizando los ‘rovers’. Desde entonces he tenido fragmentos expuestos por medio mundo”.
Su anhelo
Tampoco titubea cuando fabula con cuál le gustaría encontrar: “Sabemos que todos los meteoritos que tenemos son del Sistema Solar. Todos. Pero también sabemos que puede haber meteoritos de fuera del sistema solar. Mi sueño es encontrar uno de estos, de los que vienen de fuera del Sistema Solar”. Mi sueño es encontrar uno de los que vienen de fuera del Sistema Solar
Lo extraño, comenta entre bromas, es que no se haya topado ya con uno de estos, pues todos los días hay alguien que le asegura que ha encontrado un meteorito y que, cómo no, se lo quiere vender. “La mayoría salen de lugares como el Sahara y por desconocimiento. Nadie sabe que aquello es un meteorito, nadie sabe que aquello tiene un valor científico, o no les importa. Eso sí, cada día se me acerca alguien que cree que tiene entre manos algo único y todos me piden un millón de euros por su piedra”, relata.
Un asunto importante a la hora de buscar, recoger e incluso plantearse vender un meteorito es la legislación, que no es precisamente clara ni rema a favor. “Hay un vacío legal a nivel general. En un planeta en el que se mueven miles de toneladas de drogas por ahí, que se muevan dos o tres toneladas de rocas negras, pues llama poco la atención. En España tampoco hay una legislación clara. En principio son del Estado, pero el Estado tampoco los va a buscar. Entonces, si un meteorito cae, se pierde para siempre”, nos explica un José, que también nos cuenta lo que hace él en este sentido: “Yo los cojo y soy el que los custodia, pero siempre va a estar a disposición de cualquier científico que quiera hacer un estudio con ellos”.
Así lo hará si tiene la suerte de encontrar un nuevo meteorito que añadir a su currículo cuando, en los próximos meses, visite Marruecos o Perú, que son los viajes que tiene ahora en su agenda. “Nos gastamos miles de millones en expediciones para traer unos gramos de roca de un planeta y todo lo que cae gratis del cielo la administración no sale a buscarlo. Pues ya voy yo”, concluye José, el cazameteoritos español.