Es un ratón listo, inteligente podría decirse.
Trampa puesta, trampa toreada.
Recurrí al gato.
El felino husmeó, se relamió, fue derecho a la cocina.
Desde el salón escuché gresca, uñas arañando el pavimento.
Después, silencio.
Se acabó, me dije.
Bien cebado, el ratón quedó atrapado en la entrada de su guarida.